Una de las razones más frecuentes por la que la mayoría de los negocios abren día con día, es por un mejor futuro para sus familias. Arrancan con el negocio y comienzan a crecer, pero sólo uno de la familia es el que sabe el manejo y detalles del negocio. ¿Te ha tocado escuchar casos en que el negocio de la familia se perdió, porque el señor que lo atendía falleció y nadie más pudo atenderlo porque o sabían nada de las actividades, ni del negocio en si? Es muy triste, ¿cierto?
Imagina que fuera un negocio que está avanzando muy bien y en un momento fuerte de crecimiento, el pilar del negocio falta, pero él sí preparó el camino y con suficiente tiempo involucró a su pareja en el negocio, todo sigue en pie. Mientras pasan por el momento crítico de transición, pueden tener algunas pérdidas, pero no pierden el ingreso total. Incluso hay casos en que el familiar a cargo toma las riendas y por el compromiso moral o gusto por el negocio, lo hace crecer aún más rápido de lo que iba.
Lo que sugerimos para que el patrimonio de la familia jamás se pierda es:
-Habla frecuentemente con tu pareja sobre el negocio y todos los asuntos importantes (incluyendo los buenos y malos momentos), que sea parte de las decisiones, aunque sea sólo como opinión, poco a poco se puede interesar por saber más y unirse contigo.
-Si llega el momento en que tendrás socios, que se conozcan con tu pareja y ambos tengan conocimiento de los términos del negocio.
Si tú no estas casado(a) cuando arranques el negocio, incluye a tus padres o hermanos, o bien, piensa en alguien de tu familia en quien confíes mucho y que también lo consideres un emprendedor para hacerlo tu socio. Hay negocios y marcas internacionales, donde los socios son la pareja o los familiares, y aunque el fundador falleció, el negocio sigue por generaciones y las familias están aseguradas de por vida.