Tirunfar en la vida es muy difícil. A veces, incluso, esos dulces momentos nunca llegan. Pero lo más triste es que también exista esa doble vara de medir según el género a la hora de valorar los méritos conseguidos tras mucho trabajo. Y es que, aún hoy, si eres mujer y tienes éxito se considera un fenómeno extraño y tan reseñable que es noticia en los medios, como si la extrañeza de triunfar y no ser hombre estuviera por encima del logro conseguido.
Casos aparte son los que tienen que ver con sectores tradicionalmente dominados por entornos masculinos como el del deporte, en especial, el del fútbol. Es lógico que se destaquen los triunfos deportivos de los clubes que han conseguido ascender de categoría ahora que termina la temporada, pero destacar que muchos de estos clubes están presididos por mujeres no debería ya sorprender a nadie por todo el tiempo durante el que han demostrado sus capacidades para liderar proyectos.
EL CD Leganés y la UE Llagostera han ascendido a Segunda División con mujeres al frente, al igual que el UP Langreo y el Atlético Astorga que han hecho lo propio pasando de Tercera a Segunda B. Unos logros deportivos que para nada son fruto de la casualidad, sino del trabajo y la dedicación, unas cualidades que sobradamente han demostrado las mujeres en todos los puestos que desempeñan y que debería abrir los ojos a la sociedad para darnos cuenta de todo el potencial que estamos desaprovechando limitando su acceso a cargos directivos por el famoso “techo de cristal”.
En definitiva, una asignatura pendiente que lleva demasiadas décadas quedando para septiembre y que somos incapaces de aprobar por la dejadez de un mundo anclado en un tradicionalismo injusto y discriminatorio que tiene que acabar.
